LA FORMACION DEL ARQUITECTO
“Ni el talento sin el estudio, ni el estudio sin el talento pueden formar un buen Arquitecto”.
-Marcus Vitruvius Pollio
Empezaremos analizando una famosa foto, clásica en la historia de la arquitectura y probablemente el nombre del arquitecto, salte casi de memoria y por inercia; para los que ejercemos la carrera de los planos y maquetas. La imagen es elocuente; el maestro desplegando todos sus años de experiencia en la corrección de los planos; que novatos aprendices con mucho ímpetu proyectaron. Cuando la sabiduría habla, la inexperiencia calla. Aquella mesa es muy pequeña para lo que el maestro tiene que enseñar y los jóvenes aprender. Aquella foto inmortaliza el instante donde Frank L. Wright proyecta hasta la eternidad y sus pupilos; con ojos que ahorran parpadeos. Lo contemplan. Aquella foto, tal vez, nos muestra los albores de la formación de arquitectos.
Desde aquella inmortal foto, han pasado muchas décadas y nos preguntamos ¿que tanto ha evolucionado la formación de los arquitectos?, y si tiene un buen desarrollo en nuestro contexto nacional.
Primero tenemos que adentrarnos al lugar formativo de Arquitectos, en este caso Universidades o Escuelas, que forman durante cinco años a los futuros profesionales, y en donde muchos casos los planes curriculares no complementan o contribuyen a una correcta formación del profesional. Los cursos pueden tener nombres extravagantes y llamativos; pero si no se alinean a ejes principales que soporten la formación de los Arquitectos, definitivamente tendremos cantidad y muy poca calidad profesional.
Ahora juntos revisaremos algunos ejes principales indispensables en la formación profesional.
La Arquitectura, continúo aprendizaje.
Hace buen tiempo fui profesor de taller de cuarto año de una conocida Universidad, y en esta experiencia pude darme cuenta de un error que estaba pasando desapercibido. Como es conocido por los arquitectos, en el plan curricular, se dicta el clásico curso de taller arquitectónico desde la primera unidad hasta la décima; este curso básicamente era la aplicación de un proyecto arquitectónico integral, planos, laminas, maquetas, etc. se podía entender que en los primeros talleres, la poca experiencia y los primarios conocimientos del alumno, conllevaban a proyectos muy ligeros a nivel de concepto y programa; pero, al pasar los años el nivel del alumno seguía siendo muy pobre y los progresos muy lentos, y todo esto se manifestaba porque existía una falta de continuidad en el aprendizaje.
En la vida real los proyectos toman años en desarrollarse, con la complejidad que demanda la concepción. En los talleres los proyectos se reducen a cuestión de semanas, esto se vuelve antipedagógico, puesto que al final, el alumno se esforzaba por obtener una nota aprobatoria y no un aprendizaje sostenido. Al tiempo de darme cuenta de esto y por motivos de proyectos personales, deje la enseñanza de taller con algunas sensaciones; La primera, la decepción de no poder acompañar el proceso de un proyecto arquitectónico en el transcurso de los ciclos, esto quiere decir que el alumno a partir de la unidad 5, mantendría el mismo proyecto hasta la unidad 10 (con evaluaciones cada unidad por supuesto), inclusive al egresar podría consolidar ese mismo proyecto como su tesis, enseñándole a nuestros alumnos la importancia de la continuidad de los procesos y del continuo aprendizaje de los errores. La segunda; la preocupación que me genera la formación de los futuros Arquitectos, aquellos que se forman pensado que un proyecto se desarrolla en semanas y donde en cada unidad se tiene que desarrollar un multifamiliar, un centro cultural, un centro comercial, etc.
Con estas impresiones no estoy descubriendo la pólvora; Universidades en otros países, aplican esto hace muchos años, dando excelentes resultados mientras que en nuestro país, la educación con fines lucrativos inspirada en fábricas de producción masiva, termina desvirtuando la formación del Arquitecto.
Es el momento de analizar la circunstancia en la que se encuentras las instituciones encargadas de formar los profesionales en Arquitectura, si están cultivando de la mejor manera y en el tiempo correcto los Arquitectos del mañana, sino a final de cuentas terminaremos abarcando mucho pero aprendiendo poco.
Entorno real. ¿Entorno ideal?
Para desarrollarse en la arquitectura, el entorno es muy importante, debido a que, la gran mayoría de los estudiantes culminan sus carreras teniendo un conocimiento de la Arquitectura, pero ¿tienen una comprensión de esta misma? En este caso el conocimiento no va en relación con la comprensión; un ejemplo sencillo de conocimiento es el curso de dibujo técnico y un ejemplo de comprensión es la espacialidad; en este último caso el entorno es determinante para su desarrollo.
Contare una experiencia que tuve con mi cuñado, también arquitecto; él vive en Catalunya, España y tuvo que llevar un curso de construcción de tercer año. En esa temporada dentro de la facultad se estaba construyendo un nuevo pabellón; para sorpresa de toda la clase, el profesor comento que solo la primera sesión y la última seria en el aula; por lo tanto, las otras 25 sesiones serian en la construcción del nuevo pabellón, en un entorno real. Demás está decir que la experiencia que vivió la clase fue enriquecedora en todo sentido; salvo que chicas y chicos usaran botas, ropa holgada y protectores; la vivencia del entorno, ese conectar el conocer y el comprender es vital en la formación del Arquitecto.
Definitivamente esta experiencia marco a la clase y les dio un valor incalculable a su formación. Fue tanto el impacto, que la facultad replico esta metodología en todas las clases que tengan que ver con la construcción. Siempre recuerdo esta experiencia cuando contrasto nuestra realidad en donde se desarrollan los cursos de construcción en diapositivas de Power Point sentados en una cómoda silla, lejos...muy, muy lejos del entorno ideal.
La Arquitectura y la lectura
Conocido es por nosotros que en un contexto latinoamericano, el Perú está ubicado en los últimos lugares de países con hábitos de lectura y ni que decir en un contexto mundial. Pero no queremos desanimarnos dando más detalles estadísticos acerca de esta triste realidad; por el contrario debemos encontrar ¿Qué tan fuerte debe ser el nexo Arquitectura y Lectura? Y ¿Cómo la lectura coopera con la buena formación de un Arquitecto?
Sin duda alguna la lectura es importante para el desarrollo intelectual de la persona, independientemente de la carrera que esta ejerza; si se practica en forma constante, estimula la imaginación y la creatividad, además de ser una incomparable fuente de cultura que aumenta la capacidad comunicativa. Estudios sobre el desempeño profesional revelan que los profesionales más exitosos, son aquellos que en su ejercicio tienen una alta capacidad de comunicación oral y escrita. En el Perú los estudiantes universitarios llegan a esta etapa de formación con un vacío teórico que la Universidad debe suplir o por lo menos explicarles cuanto podría enriquecer su formación como profesional de Arquitectura.
Antes de iniciar la carrera, solía pensar que para estudiar se necesitaba de mucho dinero, incluso en las décadas anteriores a los 90s se relacionaba la arquitectura con la aristocracia, con el acervo cultura, con señores de clase acomodada sentados en un sillón con una surtida biblioteca como imagen de fondo. Al parecer la Arquitectura se encontraba distante de las clases más desfavorecidas, esto tal vez sea un indicio que la Arquitectura siempre tuvo y tendrá mucha afinidad con la lectura y por ende con el acceso a la cultura. Si bien es cierto que alguien no podría considerarse Arquitecto sino leyó “Saber ver la Arquitectura” de Bruno Zevi o el legendario “Historia Crítica de la Arquitectura Moderna” de Kenneth Frampton; va más allá de leer uno o dos libros; este tener una cultura lectora.
Siempre recuerdo la anécdota que me sucedió cuando estaba en la Universidad, admito que no ejercitaba mucho el habito de leer, de vez en cuando leía un poco el periódico y algunos papers interesante y cuando curse la materia de historia de la Arquitectura I, nuestro profesor al azar nos asignó leer un libro de Arquitectura que él había seleccionado cuidadosamente; hasta el día de hoy recuerdo que se me asigno leer “La Arquitectura de la Ciudad” de Aldo Rossi, curiosamente, el profesor asignaba el mismo libro a 4 o 3 alumnos diferentes. Al terminar de asignar a todos los alumnos un libro, nos entregó un formato que teníamos que presentar al final del curso junto a un ensayo; luego concluyo diciendo, que el trabajo era individual.
Demás esta decirle que fue un desafío invertir unas horas al día para avanzar la lectura, semanas después termine haciendo amistad con los alumnos que le toco leer el mismo libro que yo (algunos de ellos continúan siendo entrañables amigos) luego acordamos dividir los temas del libro y narrar lo entendido a los demás; así podríamos avanzar más rápido con la entrega final. Llegada la semana final hice entrega del trabajo y la última clase prácticamente fue un debate de los 5 o 6 libros.
Después de esta experiencia pude darme cuenta de dos cosas; la primera, que el profesor intuía que los alumnos con el mismo libro nos asociaríamos para luego compartir la información entre nosotros, dando la impresión que lo hubiera hecho de manera intencionada. La segunda, la cantidad de textos que hablan acerca de Arquitectura es enorme; lo cual demuestra, que nuestra carrera tiene un legado en su pasado que proyecta hacia el futuro, llamar la arquitectura un Arte y que por tal motivo solo está vinculada a los sentidos y la inspiración, es negar que existe un lado intelectual que necesita de formación, de un análisis crítico y reflexivo, siendo la lectura el génesis.
El compromiso social
A menudo las personas suelen asociar la Arquitectura con una construcción monumental o con edificios de presupuestos exorbitantes; nada está más lejos de la realidad, que pretender encasillar la Arquitectura en un ámbito de abundancia económica. El compromiso con la sociedad y el medio ambiente hoy más que nunca está de manifiesto para los que ejercemos la carrera; en un país como el nuestro, donde la desigualdad priva a muchas familias de tener viviendas dignas, espacios educativos y recreación donde se pueda desarrollar la vida con servicios básicos e indispensables.
Aún recuerdo cuando; con un grupo de amigos hicimos servicio en la organización “Techo Propio” siempre comienzas por mera curiosidad y el interés de hacer algo en conjunto, pero luego de 3 días de intenso trabajo y desplazarte a lugares de la periferia, que tal vez nunca hubieras conocido, descubres el lado noble de la carrera. La Arquitectura no deja de ser cuando se encuentra en un contexto de austeridad; así como el transporte se puede manifestar en un lujoso auto, también lo puede hacer en una sencilla bicicleta, la esencia del transporte nunca deja de ser en ambos casos; de esta misma manera la arquitectura tampoco.
Como Arquitecto saludo que se generen estas iniciativas donde la Arquitectura gana por encima del negocio, donde la calidad de los proyectos se debe a la sociedad y no a los caprichos formales o intereses de los grandes grupos económicos, donde al uso de materiales locales se le rinde homenaje por encima de los estilos o tendencias.
El reto de las Universidades es mostrar las diferentes realidad y matices que tiene nuestro país y formar a los alumnos como profesionales generadores de cambio; que aquellos días de servicio comunitario, no solo sean experiencias aisladas, sino que cada proyecto tenga un compromiso social que nos permita, de alguna manera retribuir la oportunidad que tuvimos, a los que no la tuvieron y lograr un equilibrio, que bastante falta le hace a este mundo.
La Arquitectura ¿pregunta o respuesta?
Se acostumbra enseñar a los estudiantes a responder preguntas acerca de Arquitectura, aprender certezas, conceptos, metodos, etc. planteados por otros Arquitectos o entendidos en la materia. Para la investigación o la búsqueda de resultados; Lo ideal es generar preguntas, acostumbrar a los alumnos a plantearse preguntas que cuestionen el "statu quo" que nos rige. Si existe una pregunta entonces hay algo que tenemos que entender y finalmente resolver.
Recordemos que vivimos en Perú, los problemas que afectan nuestra realidad como el tráfico, la tugurizacion, la falta de planificación urbana en la periferia de la ciudad, etc. todos estos problemas mencionados, son experimentados a diario por los propios alumnos y docentes, esto puede ser la gran oportunidad para abordar un hecho con datos cualitativos y cuantitativos. Y luego generar las típicas preguntas ¿Por qué sucede? ¿Qué? o ¿Quién lo genera? ¿Qué consecuencias hay? ¿Cómo se soluciona?, podríamos seguir sin fin, pero nos damos cuenta que las preguntas demandan respuestas y está en nuestros genes satisfacer esa demanda, esa búsqueda del porqué de las cosas; es ahí donde nuestro inconsciente en ese afán de sostenerse ante las preguntas, elabora posibles respuestas y la contundencia de estas dependerá de las experiencias vividas, de la estatura intelectual y de las herramientas arquitectónicas que los docentes proporcionan a los estudiantes. Entonces la próxima vez que los docentes veamos una maqueta de una casa, un edificio, centro cultural, una Lámina, etc. Será nada más y nada menos que una respuesta materializada ante un entorno lleno de preguntas.
Solo preguntándonos, reconoceremos nuestra falta de conocimiento y vacíos formales; a partir de ahí construiremos nuestra propia metodología para abordar desafíos. Por ello la formación del Arquitecto corre el riesgo de encasillarse en la búsqueda infértil de técnicas, estilos, tendencias, cuestiones meramente de forma y no de fondo.
Habiéndose revisado algunos ejes principales de la formación del Arquitecto. La universidad no debe ser un lugar de un simple traspaso de conocimientos, sino un entorno de interrogantes que generen búsqueda, incentivado al alumno a ser autodidacta. Para lograr poco a poco una madurez intelectual y estar en la capacidad de generar respuestas de más calibre profesional.
Formar Arquitectos innovadores, es nuestro deber si queremos asegurar la supervivencia de la carrera como tal. La formación pasa más por una cuestión de crear una atmósfera donde se estimule la creatividad, para resolver con eficiencia los problemas; el liderazgo, para conformar grupos multidisciplinarios y la gestión empresarial, que es decisiva para que el Arquitecto no sea un empleado más de los grupos económicos sino un protagonista en la actividad económica del país.